El Síndrome del Intestino Irritable (SII) y la Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) pueden ser dolorosos para quien los padece, pero son enfermedades diferentes. En las primeras fases, puede ser difícil discernir cuál es cada una, ya que presentan síntomas muy similares. En resumen, tanto el SII como la EII pueden provocar lo siguiente:

  • Bloqueo
  • Diarrea y/o estreñimiento
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  • Calambres en el abdomen, a menudo bastante dolorosos
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  • Vómitos o náuseas
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No existe una cura real para el SII o la EII, pero la EII es más grave por los efectos que tiene en el sistema digestivo. Los síntomas de ambos pueden variar en gravedad, pero la EII puede manifestarse mucho más debido a la naturaleza de la enfermedad.

Síndrome del intestino irritable

Aunque se trata de una enfermedad bastante común, los médicos y especialistas no saben realmente la causa exacta, aunque la dieta y el estrés pueden ser señalados como culpables. Las hormonas pueden ser otra razón, así como otros factores que afectan a las bacterias intestinales.

El SII se produce en el colon (intestino grueso) y no afecta a ninguna otra parte del sistema digestivo. El dolor puede experimentarse en todo el abdomen, pero para muchos enfermos es más frecuente en la región inferior izquierda, lo que puede ser extremadamente incómodo, y este dolor puede empeorar después de comer. Vaciar el intestino puede disminuir el dolor, pero con frecuencia este movimiento intestinal será extremadamente flojo y tomará la forma de diarrea, que puede durar unos días o incluso más en los peores casos. A esto le puede seguir un periodo de estreñimiento mientras los intestinos intentan rectificarse y recuperarse. Desgraciadamente, la necesidad de ir al baño puede aparecer repentinamente y sin previo aviso, lo que puede resultar embarazoso.

¿Se puede tratar el SII?

Los síntomas del SII a menudo pueden aliviarse con cambios en la dieta, en el estilo de vida, abordando los niveles de bacterias intestinales y, en algunos casos, se utilizan medicamentos. Busque el consejo de su profesional médico, así como el de un dietista, que le explicará las distintas opciones. Un dietista podrá aconsejarle los mejores alimentos/bebidas que debe consumir o eliminar, para disminuir los síntomas. Si los síntomas persisten, su médico puede remitirle a un gastroenterólogo, ya que está especializado en todos los aspectos del sistema digestivo.

 

En contraposición a esto está la EII – Enfermedad Inflamatoria Intestinal

La EII se utiliza para describir dos afecciones diferentes: la enfermedad de Crohn (EC) y la colitis ulcerosa (CU). También hay algunos tipos más, pero son un poco más raros. La principal diferencia entre la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa es que la CU sólo afecta al intestino grueso (el colon), mientras que la EC puede afectar a cualquier parte del tubo digestivo, de principio a fin.

Por lo demás, los síntomas son casi idénticos. Pueden incluir calambres, una inflamación dolorosa del tejido afectado, diarrea frecuente (que puede o no ser sanguinolenta), pérdida de peso y fatiga. Más raramente, también puede provocar vómitos, anemia o fiebre.

Para mayor confusión, estos síntomas rara vez son constantes. La EII a menudo entra en una remisión casi completa, presentando pocos o ningún síntoma, sólo para reaparecer con poco o ningún aviso. Los casos más leves de colitis ulcerosa, en particular, son propensos a largos períodos de remisión sin molestias significativas en muchos pacientes.

Hay cierto desacuerdo profesional sobre si la EII es principalmente un problema genético o uno que puede adquirirse debido a bacterias, virus o antígenos que provocan una respuesta inmunitaria en el organismo. Como puede ver, puede ser muy difícil distinguir la EII del SII, por lo que debe consultar a un médico si cree que puede tener cualquiera de los dos.

 

¿Se puede tratar la EII?

Ninguna de las dos formas de EII puede curarse por completo en este momento. Sin embargo, hay formas de tratarla, algunas de las cuales tienen una alta tasa de éxito. El objetivo del tratamiento de la EII es aliviar los síntomas o prolongar los periodos de remisión, permitiendo a la persona llevar una vida normal en la medida de lo posible.

Un médico o un dietista pueden prescribir un plan de tratamiento para la EII. Suelen incluir cambios en el estilo de vida y modificaciones dietéticas específicas. En los casos más graves, el médico puede recetar medicamentos o sugerir una intervención quirúrgica. La cirugía será siempre el último recurso si alguien tiene EII y sus dolorosos síntomas de forma muy regular, incluso con cambios en su estilo de vida.

Los medicamentos que se suelen recetar para la EII incluyen antibióticos, tratamientos “biológicos” basados en anticuerpos que se dirigen a partes específicas del sistema inmunitario, esteroides inmunosupresores, mesalazinas o aminosalicilatos.

Si se acuerda una intervención quirúrgica, ésta suele llevarse a cabo si es necesario reparar la parte inferior del intestino tras una ulceración, y si el enfermo tiene periodos repetidos y dolorosos de enfermedad. La mayoría de los enfermos de Crohn acabarán necesitando una intervención quirúrgica para reparar partes de su sistema digestivo, pero los enfermos de colitis ulcerosa no suelen necesitarla. De hecho, alrededor del 80% de los enfermos responden bien sólo con medicamentos y cambios en el estilo de vida.

Para saber si se padece SII o EII, hay que observar los síntomas. En el caso de la EII, es importante comprobar las heces, ya que a menudo pueden contener mucosidad o sangre, y es importante descartar algo más grave, como el cáncer.

Las enfermedades gastrointestinales son muchas y variadas, y llegar a la raíz del problema puede implicar una serie de pruebas y exámenes, como la colonoscopia, en la que se introduce un tubo en la región anal para que los médicos o cirujanos puedan ver cuál es el problema. La concienciación es de suma importancia a la hora de entender y aliviar los síntomas del tracto gastrointestinal.